EL PERRO, EL PALO Y EL ABRAZO

Lo reconozco: estamos gafados. Desde que Fernando y yo hiciésemos al anochecer la excursión que lleva hacia el llano de la Perdiz, habíamos decidido repetirla cuando volviese Sergio de los carnavales, pero eso si, siendo algo inteligentes y yendo por la mañana a pasar el día y comer allí. Así que dicho y hecho: Sergio llegó el martes y la programamos para el sábado. Avisamos a varios amigos porque ya sabéis que “quants mes serem, mes riurem” pero nos fueron dejando tirados y la verdad es que no me extraña, porque después de quince días soleados anunciaban tormentas para todo el finde.
Como era de esperar, el sábado amaneció muy nublado después de haber llovido toda la noche y es mas, de vez en cuando se animaban a caer unas cuantas gotas. Pero como nosotros teníamos ganas de pasear decidimos que daba igual, que podíamos subir hacia la Alhambra (el camino empieza por allí) y si se ponía chungo bajar. Como el día parecía que aguantaba optamos por seguir adelante y la verdad es que hicimos bien, porque no empezó a llover hasta que no regresamos a la civilización a las 3 de la tarde, pero no penséis que por ello no nos faltaron aventuras.
¿Habéis visto esas películas en las que cuando alguien esta perdido y no sabe que camino seguir aparece un pájaro, un conejillo o cualquier otro ser viviente y les guía? Nosotros habíamos optado desde el principio por abandonar la pista y tomar la senda. Y como todas las sendas, esta tenia mil bifurcaciones. En un determinado momento, me gire y observe que un perro vagabundo había aparecido de la nada en mitad del bosque y nos seguía. Un par de minutos mas tarde volvimos a pasar por un desvío y mientras pensábamos que camino tomar, me sonó el móvil y nos paramos mientras yo hablaba. (ya se que no queda muy bien y por el monte hablando por teléfono pero es que esperaba esa llamada) Curiosamente el perro que seguía dos metros detrás de nosotros, se paró justo entre los dos caminos y se estuvo quieto mientras yo hablaba. Cuando colgué continuamos con el debate: camino ancho y fácil o camino estrecho y misterioso. Entonces el perro nos miró y tomo el segundo. Nosotros nos empezamos a reír y dijimos que a todos nos apetecía mas ese, así que lo seguimos, pero el perro ya había desaparecido. ¿sería un espíritu del bosque? ¿un animago?
Creo que fue un poquitin mas adelante cuando Sergio encontró un palo lo bastante resistente como para que le hiciese de bastón y lo cogió. Si hubiese sabido lo que me esperaba hubiese buscado uno para mi. A la que nos dimos cuenta, el camino había desaparecido así que subimos una pequeña cuestecilla y de repente nos vimos en medio de un huerto de olivos, pero como por suerte tenemos orientación, no solo supimos en que dirección atravesarlo, sino que llegamos al camino original y habiendo atajado un buen trozo y ¿sabéis que? Encontré un espárrago!!!! Como estabamos otra vez en la pista, no nos resulto difícil seguir adelante y llegar primero al Aljibe de la Lluvia y luego al Llano de la Perdiz. Pero ya sabéis que todo lo que sube baja, así que tocaba la vuelta.
[Y aquí hago un inciso con critica constructiva. Yo no se que entienden por zona de merenderos aquí en Andalucía, pero los muy roñosos solo colocaron una mesa en cada una de las zonas recreativas. Vamos que eso es como un restaurante de tres estrellas Michelín: o haces la reserva y madrugas mucho o comes bajo un pino tirado en el suelo]
De vuelta a casa seguimos la misma norma que a la ida. Coger todos los caminos que no fuesen la pista, lo cual estuvo muy chulo, pero dejo a Sergio mas perdido que perdido, porque el pobre no había ido nunca y no tenia ni idea de donde estaba. El caso que eso de ir tomando bifurcaciones y desorientar a Sergio tuvo una consecuencia bastante graciosa y es que nos perdimos. En realidad no es que nos perdiésemos porque sabíamos en que punto estabamos geográficamente, pero el gracioso que trazo las sendas, se olvido de trazarlas al completo y se dedicó a colocar carteles de “parque periurbano” en medio del monte sin ton ni son. Y claro, si a ti te desaparece la senda buscas esos carteles para encontrarr lo que se supone que es el camino y lo que menos esperas es que estos los hubiese colocado una cabra montesa. Para que os hagáis una idea ¿habéis visto esos surcos que se forman en las laderas por culpa de la escorrentia del agua de lluvia? Si, si, esos que son empinados, resbaladizos porque están mojados y con grandes saltos y los cuales son imposibles de subir si los has bajado. Pues por ahí acabamos bajando. Y todavía estoy pensando como vengarme de mis dos acompañantes, porque en un determinado punto parecía que podíamos seguir un camino mas fácil pero ellos decidieron que no que el fácil estaba bajo una pequeña cuesta. ¿tenéis idea de los que supone bajar toda la ladera de una montaña con vértigo y zapatillas que resbalan por esos sitios? Que vamos, si tienes a tu hermano o tu primo que te comprenden y te ayudan aun tiene un pase, pero si vas con dos desalmados que te dejan atrás hasta que empiezas a meldecirles de tal forma que se compadecen de ti y empiezan a solidarizarse... En fin, no os mentiré, acabe arremangándome el abrigo, poniendo el culo en el suelo embarrado y bajando a modo tobogán ayudándome con las manos (Dios tengo una agujetas en los brazos como si me hubiese pasado el día haciendo flexiones). Y tampoco os negare que protagonice varias escenas cómicas, al igual que Fernando, pero si hubo una que valió la pena fue la de Sergio. Después de que Fer casi se despeñase bajando una cuesta, nos dijo que resultaba mas fácil si salvábamos el desnivel bajándolo como de un salto pero cogiendonos a un árbol que había al lado y apoyando los pies en algunas rocas que sobresalían. Así que Sergio, lanzó su paraguas y su palo (el palo le salvo de arrastrase por los suelos como hicimos los otros) y se dispuso a bajar. Yo no se como lo hizo pero de repente Sergio estaba sentado en el aire sobre las ramas del árbol y totalmente atrapado sin poder salir. Y claro empezó a entrarle en el nerviosismo a la vez del ataque de risa que nos dio a los tres. Desesperado le pedía a Fernando que le diese la mano (no en matrimonio aunque poco falto como veréis a continuación) y este así lo hizo. El caso es que mientras yo lloraba de la risa sentada en el suelo, él por fin pudo apoyar los pies en algún saliente pero se resbalo y cayo hacia Fernando el cual lo empomó fundiéndose los dos en un acalorado abrazo ¿habéis visto cuando en las pelis el chico salva a la chica de caer y con el mismo impulso de cogerla se abrazan, se miran y se besan? Pues lo mismo pero sin beso. Jajajajajaja, todavía me río cuando lo visualizo.
Bueno... al final conseguimos llegar a la civilización, lavarnos las manos, los paraguas y el culo del pantalón en la primera fuente que encontramos y nos fuimos a tomar un bocadillo cerca de casa. Y Sergio con el palo. Cuando entramos en el bar, Sergio dijo “la gente nos mira”. Hombre.... ¿te hago un croquis? Parecemos sacados de un pocilga y tu que eres el único que va impoluto llevas la vara de Gandalf. Chico a mi lo que me sorprende es que no nos echen de aquí. Y después de comer a casita, a descansar y hacer manualidades mientras Sergio se arreglaba el palo con un cuchillo de cocina.