CANAL 9 Y EL PUEBLO VALENCIANO
"Assumirás la veu d'un poble i serà la veu del teu poble".
Lo reconozco. Llevo
muchos años en los que apenas he visto mi televisión autonómica:
Canal 9. No valía la pena: la información llegaba sesgada y
manipulada; y durante años tuve que ver como TV3 y C9 retransmitían
a la vez las mismas películas, la primera en catalán y la segunda
en castellano. Nuestra lengua no se hablaba en nuestra televisión y
resultaba vergonzoso ver a presentadoras/es puestos a dedo frente a
las cámaras hablando lo que parecía ser una engendro de lengua
nacido del castellano y algo que pretendía asemejarse al valenciano,
pero que no era sino una mala caricatura de esa lengua.
Con los años, poco a
poco, el valenciano fue ganando terreno frente a las cámaras, pero
no así la libertad de expresión que cada vez se recortaba con más
descaró. Y lo peor de todo era que los trabajadores de mi televisión
pública parecía aceptar esta manipulación y disfrutar siendo los
títeres de un gobierno que poco a poco corrompía las instituciones
políticas (y parecía vanagloriarse de ello) mientras recortaban los
derechos de los ciudadanos.
Para aquellos que no
seáis valencianos os diré que Canal 9 no era muy querido en las
calles y durante muchos años no era extraño oír un coro de
insultos hacia la entidad televisiva cada vez que alguna de sus
cámaras salía a la calle a retransmitir algún evento, sobre todo
aquellos festivos. Y cuando el mismo gobierno que ahora nos la
arrebata ordenó el cierre de la señal de TV3 en nuestra comunidad
(televisión que en ocasiones retransmitía al tiempo una misma
programación pero con una calidad informativa muchísimo mayor)
fueron muchos los ciudadanos que desintonizaron de sus televisiones
Canal 9 como represalia.
Pero todo cambió el
pasado 5 de Noviembre cuando el president de la Generalitat anunció
el cierre de la televisión publica valenciana. Nada más saberse la
noticia se convocaron manifestaciones en las tres capitales
valencianas. Y lo reconozco, yo no fui. No fui porque a pesar de no
estar de acuerdo con la forma de tomar la decisión, que parecía más
propia de una dictadura que de una democracia, desconocía las
circunstancias económicas y las posibles soluciones en la cadena
televisiva y no me sentía capacitada para decantarme por una u otra
opción. Supongo que es una consecuencia de la desinformación.
Además, y lo digo con la mano en el corazón, no iba a pelear por
una televisión de la que me avergonzaba y que hasta entonces no era
más que otro tentáculo más del gobierno valenciano.
Lo que nadie se esperaba
era que por primera vez en años, por fin nuestra televisión
empezase a emitir programación de calidad: sin censuras, con mucha
autocrítica, pidiéndonos perdón a todos los ciudadanos por tanta y
tanta desinformación y sacando a la luz todos los trapos sucios de
nuestra clase política y los métodos empleados por ellos para tener
callados a nuestros periodistas durante tanto años. Desde entonces
había sido un privilegio mirar canal 9: los políticos habían
perdido su control y los periodistas y el pueblo se habían hecho con
el.
Pero hoy nos hemos
levantado con otro acto rastrero de nuestro president, al haber
tratado de desconectar nuestra televisión de madrugada y casi a
hurtadillas, enviando a Paco “el Telefunken” mientras todos ellos
parecía refugiarse en Ibi. Por suerte, todos los trabajadores de
canal 9 estaban allí, sin dormir, ocupando sus puestos de trabajo e
impidiendo que esto ocurriese sin que los ciudadanos nos diésemos
cuenta. Han resistido hasta pasado medio día, cuando una agente
judicial, escoltado por la policía, ha entrado a las instalaciones a
desalojarlos. Mientras esto ocurría eran muchos los que se habían
concentrado frente a las puertas de la sede de RTVV y los
trabajadores que no se hallaban en los pasillos protegiendo la zona
de control desde donde se emite la señal de emisión, se habían
unido a los compañeros que desde el plató hacia horas que
trabajaban defendiendo los derechos de los ciudadanos e informándonos
como siempre deberían haberlo hecho.
Finalmente, el agente
judicial ha accedido a la sala de controles asegurando a los
trabajadores que podía ir a reunirse con sus compañeros al plató
para despedirse pero se ha negado a contestar a las preguntas que se
le hacían frente a las cámaras. Pocos segundos después la señal a
desaparecido y canal 9 ha dejado de emitir. ¿Su última imagen y
sonido? Un trabajador detrás del cordón policial, frente a la sala
de control, preguntando por el móvil a un compañero: “Jorge, ¿qué
está pasando ahí dentro?”.
Hoy he llorado, he llorado de rabia e impotencia al sentir que me estaban robando. Hoy, como en los últimos días, ha sido un orgullo ver mi televisión pública. Hoy se ha encendido la llama de un pueblo que sabe que cuando recupere su televisión y radio no volverán a estar manipuladas, porque sus trabajadores no volverán a “poner su rodilla no el suelo”, tal y como no han parado de declarar esta mañana. Hoy hay un pueblo que por fin ha sido consciente de la clase política a la que le ha estado amparando durante demasiados años. Hoy hay una clase política que es consciente que su reinado llega su fin. Porque hoy unos periodistas han asumido la voz de un pueblo, siendo la máxima representación de las palabras de Vicent Andrés Estellés:
i serà la veu del teu poble,
i seràs, per a sempre, poble,
i patiràs, i esperaràs,
i aniràs sempre entre la pols,
et seguirà una polseguera.
I tindràs fam i tindràs set,
no podràs escriure els poemes
i callaràs tota la nit
mentre dormen les teues gents,
i tu sols estaràs despert,
i tu estaràs despert per tots.
No t’han parit per a dormir:
et pariren per a vetlar
en la llarga nit del teu poble.
Tu seràs la paraula viva,
la paraula viva i amarga.
Ja no existiran les paraules,
sinó l’home assumint la pena
del seu poble, i és un silenci.
Deixaràs de comptar les síl·labes,
de fer-te el nus de la corbata:
seràs un poble, caminant
entre una amarga polseguera,
vida amunt i nacions amunt,
una enaltida condició.
No tot serà, però, silenci.
Car diràs la paraula justa,
la diràs en el moment just.
No diràs la teua paraula
amb voluntat d’antologia,
car la diràs honestament,
iradament, sense pensar
en ninguna posteritat,
com no siga la del teu poble.
Potser et maten o potser
se’n riguen, potser et delaten;
tot això són banalitats.
Allò que val és la consciència
de no ser res si no s’és poble.
I tu, greument, has escollit.
Després del teu silenci estricte,
camines decididament.