21 de enero de 2015

DIGNIDAD. SIEMPRE DIGNIDAD

"La dignidad comienza donde la jactancia acaba"
-Edward Young-

"Dignidad. Siempre dignidad". Este era el lema de Don Lockwood  en la película "Cantando bajo la lluvia" y esas eran las únicas palabras que me venían en mente cuando el camarero del restaurante vitnamita me trajo el bol de sopa y me dejó como únicos utensilios una  típica cuchara oriental y unos palillos chinos.

Alli estaba yo, delante de un bol de caldo en el que literamente me cabía la cara, y pensando ¿cómo me como yo esto? Porque de entrada la cosa no parece tan complicada: usas los palillos para coger los trozos de carne y las verduras y la cuchara para el caldo pero...¿y los tallarines kilométricos de dentro de la sopa? Si usabas la cuchara se descolgaban por todas partes dando la sensación de que una medusa estuviese emergiendo de las aguas directa hacia tu cara. Y si usabas los palillos aparecía ante ti una cortina chorreante que tenías que acabar succionando mientras salpicabas cual aspersor a diestro y siniestro. Y claro, tras la ducha de cada bocado te preguntasbas ¿que hago?¿limpio la mesa, a mi o la espalda del señor de la mesa de al lado?

Por fortuna, mi abuelo me enseño desde muy pequeñita que "allá donde fueres  haz lo que vieres" asi que observé a todos aquellos comensales que tenían cara oriental y descubrí que el truco era con los palillos colocarse las cosas en la cuchara y de ahí a la boca. Lo cierto es que el método funcionaba y reducía en un 80% el riesgo de chubascos de caldo a mis alrededores pero ¿qué quereis que os diga? Yo creo que una mutación de los tallarines en fideos y una occidentalización de la cuchara habrían convertido mi comida en algo mas sencillo (aunque tal vez no tan divertido).

Cuando por fin conseguí acabar con todos los tropezones de la sopa traté de tomarme el caldo pero el corto mango de la cuchara  y su angulo de 110º me impedían llegar al fondo del bol. Volvi a recurrir a mis vecinos de local en busca de ayuda pero su solución era ¡¿dejarse el caldo?! ¡¡¡Venga ya!!! ¿3ºC en la calle y os dejais el caldo calentito? ¡A la porra! No hay ningún argumento válido que le permita a mi cerebro abandonar un bol de caldo a su propia suerte y menos cuando fuera parece que estemos en la Edad del Hielo. Asi que me armé con la cuchara, retorci mi mano cual sacacorchos y la introduje en el bol tratando de sacar el preciado liquido cual beduino que saca agua de un pozo en medio del desierto. Según la extracción iba teníendo su exito, la labor se complicaba y ello hacia que cada vez mas tuviese la sensación de estar metiendo mi brazo en el bolso de Mary Poppins tratando de llegar a un fondo que parecía inexistente. Tras más de cinco minutos de extracciones petroliferas deje la cuchara a un lado del plato y me recoste en la silla observando triunfante y con orgullo el bol casi vacio, una mesa con gotelé de sopa  Pho y una servilleta de papel mas empapada que Bob Esponja. Dignidad. Siempre dignidad.

29 de noviembre de 2014

Desorden mental

"Todo está por descubrirse. Pensar que lo conocemos todo es un cuento."
-Eduardo Chillida-

Hace mucho que no escribo y es por ello que las ideas de todo lo ocurrido se arremolinan en mi mente chocando unas contras ansiosas por salir cual dibujos animados tratando de huir de una catastrofe. No hay orden, no hay conexión, solo imagenes. Imagenes de mi descubriendo en tours guiados callejones medievales ocultos tras los rascacielos mas famosos de Londres o manos escondidas bajo alfombras en murales pictoricos en Greenwich. Recuerdos de uno de los teatros donde Shakespeare ensayaba en sus inicios, de lugares que inspiraron a Charles Dickens y de cien desconocidos tratando de ganar en una busqueda del tesoro por el British Museum.

 Las historias sobre nacimientos de reyes y partidos de cricket entre marineros que perdieron un brazo y los que perdieron una pierna, se mezclan con los sonidos de fonética que aprendo en mis nuevas clases de inglés y que consiguen salir de nuestras bocas haciendo gestos exagerados con nuestras cabezas y manos mientras el profesor dice "That's correct!!" y pone una mueca.
Y en medio de todo ello se me aparecen pequeños lugares con encanto descubiertos en mis largos paseos entre bocas de metro y trenes. Calles enteras de casas centenarias adosadas que todavian conservan sobre las puertas los nombres de las familias que vivieron en ellas; pequeños mercados donde aromas de todas las culturas se mezclan trasportandote a lugares exoticos del mundo; pequeños parques escondidos entre las calles; decoraciones navideñas por doquier; y mucha, mucha gente. Gente nueva que conoces en las clases o los tours; gente amontonandose en el metro y no dejandote entrar; gente vestida de modo muy dispar (y a veces extravagante) que pasa desapercibida entre mares de mas gente. Es más, por ver hasta he visto a un hombre de mediana edad probarse un jersei navideño de renos sin que su madre le obligue a ello. 


Definitivamente Londres es otro mundo.....pero es un mundo digno de descubrir.


6 de noviembre de 2014

Dos ovejas en Dublin

"Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos."
 -Fernando Pessoa-

Érase una vez dos amigos.
Érase una vez dos amigos que se fueron a vivir a Dublin y Londres.
Érase una vez dos amigos que se fueron a vivir a Dublin y Londres y a los cuales les regalaron una oveja de peluche a cada uno.
Érase una vez un frio y lluvioso mes de octubre de Dublin.
Érase una vez dos ovejas en Dublín.
Érase una vez dos ovejas en el Spire, en el Trinity College, en la estatua de Molly Malone, en el ayuntamiento de Dublin, en su castillo, en la Chester Beatty Library, en el Temple Bar cenando a las 5 con música en directo, en un pub la noche de micro abierto.

Érase una vez dos amigos en Howth atravesando bosques, viendo castillos, contando historias de piratas, de amores imposibles en dolmenes, de puertas mágicas entre árboles, comiendo junto a un calido fuego, paseando por acantilados en los que los faros se ocultan tras una espesa niebla, viendo peliculas antiguas compartiendo una mantita.


Érase una vez dos amigos paseando por el Phoenix Park persiguiendo ciervos, buscando dos catedrales, repartiendo caramelos a niños disfrazados la noche de Halloween, caminado bajo la lluvia hasta un pasaje del terror, viendo fuegos artificiales lanzados desde una edificios del que salen llamaradas, caminando en una gélida noche en busca de comida, tomando unas birras en un pub lleno de gente disfrazada y con una improvisación del fantasma de la ópera.


Érase una vez cuatro días inolvidables.
Érase una vez Miguel y Belén.










19 de octubre de 2014

Derecha, frente, izquierda...



"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.".

- Calderon de la Barca- 

 

Tengo muchos sueños. Sueños estúpidos que no ofrecen más satisfacción que llenarme la cara con una amplia sonrisa. Sueño con ir disfrazada de Harry Potter a una cetrería en una feria medieval y pedir una lechuza mensajera. Sueño con disfrazarme de Wally. Sueño con caminar sobre lava recién enfriada de un volcán. Sueño con entrar en un palacio Disney. Y sueño con perderme. Pero no con perderme de cualquier modo: sueño con perderme en un laberinto hecho con matorrales y pasarme rato y rato dando vueltas tratando de encontrar la salida. Aunque ¿sabeis qué? ese sueño ya se ha cumplido. Por supuesto, eso no va impedirme que siga buscando nuevos laberintos más grandes y más dificiles, pero es algo que ya puedo borrar de mi "bucket list".

 

Todo ocurrió hace unas semanas. Con motivo de una boda habíamos viajado al sur de Londres y dado que íbamos a pasar varios días allí, me recomendaron que visitase Hampton Court y, tras buscar información sobre que diantres era eso y descubrir que había un laberinto, decidí que, a pesar del precio, valía la pena. Y no me equivoqué. Por supuesto, al igual que ocurre con un plato de comida dejé lo mejor, el laberinto, para el final empezando mi visita por las cocinas de Enrique VIII, y continuando por sus estancias y las de sus sucesores, sin olvidar la cocina para hacer chocolate. 


 La vistita, que pretendía ser de unas dos horas, acabó durando seis debido a lo absorta que me encontraba viendo entradas secretas a estancias a través de tapices, la versión del lugar para el juego de la oca, prototipos de trajes de época y comi en en la cocina de Isabel I un suculento pastel de carne con puré de guisantes (más inglés imposible). Y cuando ya estaba con el cerebro a punto de explotar debido a las toneladas de información que había escuchado con la audioguía me dirijí a los jardines y...¡al laberinto!

 

¡Alli estaba yo! Con mi super GPS interno que nunca me falla lista para enfrentarme a muros de setos y caminos sin salida. Empecé a caminar y a decidir en cada bifurcación que dirección tomar sin ningún otro criterio más que el de  ¡que emoción! escojo....esteeee". Mi grandioso GPS me permitía sentirme ubicada en todo momento dentro del laberinto sabiendo en que dirección estaba la entrada, donde estaba el palacio, y hacia dónde estaba la salida. Es más, tarde poco mas de 3 minutos en encontrar dónde estaba el centro del laberinto. Podía verlo sin problema a través del seto que quedaba a mi derecha. Y luego a través del que tenía a mi izquierda. Y depués a través del que tenía enfrente. Y de nuevo a mi derecha, frente, izquierda, derecha,izquierda, frente,derecha, izquierda.....¡¡¡pero que demonios!!! Si está ahí ¿como es que no consigo llegar nunca?.

-Perdona....¿sabes donde está el centro?.

Esa pregunta en medio de un cruce hizo que me preocupase pues al girar la cabeza me encontré con una mujer octogenaria tirando de la mano de su marido y mirándome con cara de desesperación. Sinceramente creo que entraron joven y llevaban años atrapados ahí sobreviviendo de la comida que los turistas les daban, pero lo que más me inquietó fue que yo, que nunca me pierdo, solo pude decirles "si esta tras este seto pero no he conseguido llegar aun". Tras esa premonición de lo que podía ser mi futuro, me dije "Belén, esto esta dejando de tener gracia. Centrate y fíjate por donde vas." Dicho y hecho, me centré, me fijé y cinco minutos después seguía viendo el centro pero no llegaba a el. Sinceramente, no sé cuanto tiempo estuve perdida antes de encontrar el centro y la salida, pero lo que si que puedo aseguraros es que durante todo ese periodo no deje de reir ni un solo momento.

 









16 de octubre de 2014

A ver a dónde nos llevan las cosas

"La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupos son elementos esenciales y característicos de la belleza"
- Charles Boudelaire- 

El domingo tuve uno de esos días en los que, aunque todo sale del revés, acaba saliendo bien. Para empezar, no me sonó el despertador así que acabe levantándome tarde. Bueno, tarde lo que se dice tarde... a las 8.30 a.m. pero es lo que en esta casa se entiende como tarde ya que los niños se levantan por propia voluntad (y en contra de la del resto de sus habitantes) sobre las 6 a.m. por, quiero pensar yo, ansias y emoción de vivir la vida. Si no son esas las razones seguro que es por venganza o algo parecido porque a esas horas miras por la ventana y el gallo aun está, con legañas en los ojos, bebiéndose su café matutino antes de empezar su labor como despertador. El caso es que cuando salí de mi habitación hacia horas que su día había empezado por lo que habían tenido tiempo de hacer muuuchas cosas. En consecuencia el día me recibió con un dibujo como regalo por parte de la niña y un plato de desayuno con tortitas y una notita deseandome los buenos días ¡me encanta! Creo que igual convierto lo de que se me peguen las sabanas en una costumbre si siempre va a ser así.

Después decidí ir al centro a comprar unas cosillas de ropa que me hacían falta y, por no repetir sitios, pregunté en casa por alguna zona distinta a Oxford Street y me recomendaron los alrededores de Angel. ¡Perfecto! Llegaba la misma linea de metro solo que, dado que en un determinado momento se bifurca, tenia que coger el metro en dirección Londres vía Bank. Y ya que disponía de tiempo decidí ir a una estacionde salida distinta de metro por el hecho de conocer mejor el área en el que vivo (tengo dos cercanas y a ambas tardo unos 25 minutos) ¡Dicho y hecho!  Busco como llegar a la estación de metro desde casa, lo apunto en un papel, tiro a caminar y a los 10 minutos...."¡me he perdido!¡esta calle no va pa donde yo quiero! Bueno, vamos a mirar en el google maps del móvil....¡porras!¡el móvil!¡me lo he dejado en casa!". ¿Solución? Media vuelta y a caminar hasta la estación de siempre. A mi favor diré que no me había perdido, pero algo chungo le pasaba a mi cerebro esa mañana y no coordinaba y si no me creéis seguir leyendo.

Cuando casi 40 minutos después llegué a la estación estaba punto de salir mi metro así que rauda y veloz me metí en el. Mi intención, como ya os he dicho era coger la Northerline dirección Londres vía Bank y llegar a Angel, pero lo que realmente ocurrió es que llegué a Oxford Street que es cogiendo la Northerline dirección Londres vía Charing Cross. ¿Que cómo ocurrió? Seguro que pensáis que me equivoque de metro pero ¡¡¡noooo!!! De nuevo mi cerebro me jugó una mala pasada. Cogí el metro adecuado, me relaje porque sabía que el trayecto era de 30 minutos y de repente me dió la paranoia y pensé "¡me he equivocao!¡no he cogido el que tocaba!". Así que miré donde podría hacer transbordo y lo hice: Si supieses lo orgullosa que me sentí de mi misma cuando me aclaré sin ningún problema a hacer el trasbordo....Y si supieseis lo estúpida que me sentí cuando salí del metro a la calle y al observar mi entorno recordé que no era ahí donde quería ir.....

No obstante conseguí mi objetivo que era comprar unos zapatos y unos pantalones. Bueno, realmente no lo cumplí porque acabe comprándome una falda. Pero... ¿que queréis que os diga? obviamente ayer mi cerebro era un espíritu independiente a mi voluntad y además aquí tienen toda clase de complementos para ir divina de la muerte con vestidos y faldas e ir supercalentita así que decidí sucumbir a la moda londinense. Todo lo que puedo decir es que a veces es bueno no pensar y simplemente dejarse llevar para ver a donde nos llevan las cosas. A mi concretamente me llevo a encontrarme con esto :)

21 de septiembre de 2014

Hello from London

"No hay nada más exquisito que esperar una aventura, y nada que serene tanto como vivirla."
-Leon Uris-

 "Hello from London", ese era el título del mail que me reenvió mi tía y que acabó provocando que metiese mi vida en cajas, cogiese dos maletas y me mudase a vivir a otro país para trabajar como au pair. Así que aquí estoy, retransmitiendo desde mi nueva habitación en Mill Hill (London).

Desde mi llegada no puedo mas que tener palabras de agradecimiento para la familia que me ha acogido porque lo cierto es que todos ellos son estupendos: Therese es muy dulce y siempre tiene una sonrisa en la cara para regalar a sus hijos y al resto del mundo; Damon es un manitas que ameniza las horas poniendo muy buena musica de fondo; Elsa se ha convertido en mi compi especial de juegos y en mi mejor profesora de inglés; y Albee juega saltando encima de la gente y se lava sus manitas en la bañera porque no llega al lavabo.
La primera semana fue de toma de contacto: de conocer el barrio; de descubrir que aquí tienen la ampliación para ciudad del juego "vaca"; de hacerme un laaaargo listado de alimentos que no le gustan a Albee (me recuerda a mi de pequeña); de comer comida picante y mear cada dos por tres tooodas las tazas de te que tomo al día; de estar desencalando la pelota de badminton del sauce del jardín; y llegado el sábado....¡de descubrir Londres!

Empecé, como no podía ser de otra manera para los que me conocéis, por el British Museum y continué caminando y caminado y caminando y caminando y caminando por el Soho, Chinatown y Covent Garden. Por suerte, para no perderse por la ciudad hay un sinfín de carteles que te indican donde estás y que hay a tu alrededor a 15 minutos en pie. Lo que ocurre es que cada vez que encuentras uno de ellos te llega la automotivación y piensas "¡uy! pero si esto está solo a 5 minutos...¡y esto a 10! Y a la que te das cuenta has llegado hasta el quinto pino, girado a la derecha, atravesado el lugar donde el diablo perdió el poncho y a lo lejos casi que puedes divisar el ojo de Sauron en Mordor y es entonces y solo entonces cuando piensas "ups....tengo que desandar tooooodo esto para llegar de nuevo al tren de vuelta a casa".
Pero claro, hay señales imposibles de ignorar y que te permiten ver a una china sentada en un taburete junto a la ventana de su restaurante haciendo a mano empanadillas o a un esqueleto bailando cual Michael Jackson.

Y esta segunda semana ha sido la semana de empezar a trabajar yo solita con los críos sin que no haya padres en casa, de conocer gente y de descubrir el apasionante mundo de los medios de trasporte en Londres.

Lo primero fue fácil y divertido, destacando como los mejores momentos los de las interminables cenas, debido a la lentitud de Albee, donde están triunfando mis cuentos inventados (que gran influencia fue la tía Loca para estos asuntos). En cuanto al resto todo comenzó cuando la vecina de arriba, que llego una semana antes que yo, me comentó que la próxima vez que fuese a Londres la avisase ya que ella nunca había estado y le daba cosilla ir sola. Así que ahí me veis plano de metro y de bus en mano y llegando a todas partes a la primera mientras la vecina preguntaba "¿pero estas segura?". A cambio de mis servicios como guia ella me deleito con un sabroso pack lunch que devoramos frente al Buckingham Palace. Y viendo el éxito de mi GPS interno ayer, tras celebrar bien tempranito el 4º cumpleaños de Albee, opté por ir a descubrir el Museo de Historia Natural y el Victoria& Alberts usando exclusivamente el autobús. Debo decir que ello me supuso mas de 1.30h de trayecto en el que casi me quedo dormida  pero valió la pena solo por atravesar el barrio de Notting Hill (¡¡es tan cucooooo!!!). Por último, hoy he quedado con otros amigos para aprovechar de día de puertas abiertas de de algunos edificios y, dada las largas colas, solamente hemos podido ir a un tour por el Banco Nacional. Debo decir que ha sido bastante interesante y curioso pero a pesar de haber tenido un lingote de oro en mis manos no he podido robarlo...tal vez a la próxima, ¡quien sabe! Y para rematar el día, un paseillo por el barrio y al volver a casa me he deleitado con una deliciosa barbacoa que Albee y Damon estaban preparando. Para seros sincera no se si ha sido la comida o la cena porque eran las 17h pero yo llevaba levantada desde las 7a.m. y en medio solo había tomado un ligero almuerzo así que....veremos que decide mi estomago de aquí a unas horas pero por el momento ¡me ha sabido a gloria y me ha sentdao de categoría!

 










29 de noviembre de 2013

CANAL 9 Y EL PUEBLO VALENCIANO

"Assumirás la veu d'un poble i serà la veu del teu poble".

Lo reconozco. Llevo muchos años en los que apenas he visto mi televisión autonómica: Canal 9. No valía la pena: la información llegaba sesgada y manipulada; y durante años tuve que ver como TV3 y C9 retransmitían a la vez las mismas películas, la primera en catalán y la segunda en castellano. Nuestra lengua no se hablaba en nuestra televisión y resultaba vergonzoso ver a presentadoras/es puestos a dedo frente a las cámaras hablando lo que parecía ser una engendro de lengua nacido del castellano y algo que pretendía asemejarse al valenciano, pero que no era sino una mala caricatura de esa lengua.
Con los años, poco a poco, el valenciano fue ganando terreno frente a las cámaras, pero no así la libertad de expresión que cada vez se recortaba con más descaró. Y lo peor de todo era que los trabajadores de mi televisión pública parecía aceptar esta manipulación y disfrutar siendo los títeres de un gobierno que poco a poco corrompía las instituciones políticas (y parecía vanagloriarse de ello) mientras recortaban los derechos de los ciudadanos.
Para aquellos que no seáis valencianos os diré que Canal 9 no era muy querido en las calles y durante muchos años no era extraño oír un coro de insultos hacia la entidad televisiva cada vez que alguna de sus cámaras salía a la calle a retransmitir algún evento, sobre todo aquellos festivos. Y cuando el mismo gobierno que ahora nos la arrebata ordenó el cierre de la señal de TV3 en nuestra comunidad (televisión que en ocasiones retransmitía al tiempo una misma programación pero con una calidad informativa muchísimo mayor) fueron muchos los ciudadanos que desintonizaron de sus televisiones Canal 9 como represalia.
Pero todo cambió el pasado 5 de Noviembre cuando el president de la Generalitat anunció el cierre de la televisión publica valenciana. Nada más saberse la noticia se convocaron manifestaciones en las tres capitales valencianas. Y lo reconozco, yo no fui. No fui porque a pesar de no estar de acuerdo con la forma de tomar la decisión, que parecía más propia de una dictadura que de una democracia, desconocía las circunstancias económicas y las posibles soluciones en la cadena televisiva y no me sentía capacitada para decantarme por una u otra opción. Supongo que es una consecuencia de la desinformación. Además, y lo digo con la mano en el corazón, no iba a pelear por una televisión de la que me avergonzaba y que hasta entonces no era más que otro tentáculo más del gobierno valenciano.
Lo que nadie se esperaba era que por primera vez en años, por fin nuestra televisión empezase a emitir programación de calidad: sin censuras, con mucha autocrítica, pidiéndonos perdón a todos los ciudadanos por tanta y tanta desinformación y sacando a la luz todos los trapos sucios de nuestra clase política y los métodos empleados por ellos para tener callados a nuestros periodistas durante tanto años. Desde entonces había sido un privilegio mirar canal 9: los políticos habían perdido su control y los periodistas y el pueblo se habían hecho con el.
Pero hoy nos hemos levantado con otro acto rastrero de nuestro president, al haber tratado de desconectar nuestra televisión de madrugada y casi a hurtadillas, enviando a Paco “el Telefunken” mientras todos ellos parecía refugiarse en Ibi. Por suerte, todos los trabajadores de canal 9 estaban allí, sin dormir, ocupando sus puestos de trabajo e impidiendo que esto ocurriese sin que los ciudadanos nos diésemos cuenta. Han resistido hasta pasado medio día, cuando una agente judicial, escoltado por la policía, ha entrado a las instalaciones a desalojarlos. Mientras esto ocurría eran muchos los que se habían concentrado frente a las puertas de la sede de RTVV y los trabajadores que no se hallaban en los pasillos protegiendo la zona de control desde donde se emite la señal de emisión, se habían unido a los compañeros que desde el plató hacia horas que trabajaban defendiendo los derechos de los ciudadanos e informándonos como siempre deberían haberlo hecho.
Finalmente, el agente judicial ha accedido a la sala de controles asegurando a los trabajadores que podía ir a reunirse con sus compañeros al plató para despedirse pero se ha negado a contestar a las preguntas que se le hacían frente a las cámaras. Pocos segundos después la señal a desaparecido y canal 9 ha dejado de emitir. ¿Su última imagen y sonido? Un trabajador detrás del cordón policial, frente a la sala de control, preguntando por el móvil a un compañero: “Jorge, ¿qué está pasando ahí dentro?”.

Hoy he llorado, he llorado de rabia e impotencia al sentir que me estaban robando. Hoy, como en los últimos días, ha sido un orgullo ver mi televisión pública. Hoy se ha encendido la llama de un pueblo que sabe que cuando recupere su televisión y radio no volverán a estar manipuladas, porque sus trabajadores no volverán a “poner su rodilla no el suelo”, tal y como no han parado de declarar esta mañana. Hoy hay un pueblo que por fin ha sido consciente de la clase política a la que le ha estado amparando durante demasiados años. Hoy hay una clase política que es consciente que su reinado llega su fin. Porque hoy unos periodistas han asumido la voz de un pueblo, siendo la máxima representación de las palabras de Vicent Andrés Estellés:

Assumirás la veu d'un poble
i serà la veu del teu poble,
i seràs, per a sempre, poble,
i patiràs, i esperaràs,
i aniràs sempre entre la pols,
et seguirà una polseguera.
I tindràs fam i tindràs set,
no podràs escriure els poemes
i callaràs tota la nit
mentre dormen les teues gents,
i tu sols estaràs despert,
i tu estaràs despert per tots.
No t’han parit per a dormir:
et pariren per a vetlar
en la llarga nit del teu poble.
Tu seràs la paraula viva,
la paraula viva i amarga.
Ja no existiran les paraules,
sinó l’home assumint la pena
del seu poble, i és un silenci.
Deixaràs de comptar les síl·labes,
de fer-te el nus de la corbata:
seràs un poble, caminant
entre una amarga polseguera,
vida amunt i nacions amunt,
una enaltida condició.
No tot serà, però, silenci.
Car diràs la paraula justa,
la diràs en el moment just.
No diràs la teua paraula
amb voluntat d’antologia,
car la diràs honestament,
iradament, sense pensar
en ninguna posteritat,
com no siga la del teu poble.
Potser et maten o potser
se’n riguen, potser et delaten;
tot això són banalitats.
Allò que val és la consciència
de no ser res si no s’és poble.
I tu, greument, has escollit.
Després del teu silenci estricte,
camines decididament.