29 de noviembre de 2013

CANAL 9 Y EL PUEBLO VALENCIANO

"Assumirás la veu d'un poble i serà la veu del teu poble".

Lo reconozco. Llevo muchos años en los que apenas he visto mi televisión autonómica: Canal 9. No valía la pena: la información llegaba sesgada y manipulada; y durante años tuve que ver como TV3 y C9 retransmitían a la vez las mismas películas, la primera en catalán y la segunda en castellano. Nuestra lengua no se hablaba en nuestra televisión y resultaba vergonzoso ver a presentadoras/es puestos a dedo frente a las cámaras hablando lo que parecía ser una engendro de lengua nacido del castellano y algo que pretendía asemejarse al valenciano, pero que no era sino una mala caricatura de esa lengua.
Con los años, poco a poco, el valenciano fue ganando terreno frente a las cámaras, pero no así la libertad de expresión que cada vez se recortaba con más descaró. Y lo peor de todo era que los trabajadores de mi televisión pública parecía aceptar esta manipulación y disfrutar siendo los títeres de un gobierno que poco a poco corrompía las instituciones políticas (y parecía vanagloriarse de ello) mientras recortaban los derechos de los ciudadanos.
Para aquellos que no seáis valencianos os diré que Canal 9 no era muy querido en las calles y durante muchos años no era extraño oír un coro de insultos hacia la entidad televisiva cada vez que alguna de sus cámaras salía a la calle a retransmitir algún evento, sobre todo aquellos festivos. Y cuando el mismo gobierno que ahora nos la arrebata ordenó el cierre de la señal de TV3 en nuestra comunidad (televisión que en ocasiones retransmitía al tiempo una misma programación pero con una calidad informativa muchísimo mayor) fueron muchos los ciudadanos que desintonizaron de sus televisiones Canal 9 como represalia.
Pero todo cambió el pasado 5 de Noviembre cuando el president de la Generalitat anunció el cierre de la televisión publica valenciana. Nada más saberse la noticia se convocaron manifestaciones en las tres capitales valencianas. Y lo reconozco, yo no fui. No fui porque a pesar de no estar de acuerdo con la forma de tomar la decisión, que parecía más propia de una dictadura que de una democracia, desconocía las circunstancias económicas y las posibles soluciones en la cadena televisiva y no me sentía capacitada para decantarme por una u otra opción. Supongo que es una consecuencia de la desinformación. Además, y lo digo con la mano en el corazón, no iba a pelear por una televisión de la que me avergonzaba y que hasta entonces no era más que otro tentáculo más del gobierno valenciano.
Lo que nadie se esperaba era que por primera vez en años, por fin nuestra televisión empezase a emitir programación de calidad: sin censuras, con mucha autocrítica, pidiéndonos perdón a todos los ciudadanos por tanta y tanta desinformación y sacando a la luz todos los trapos sucios de nuestra clase política y los métodos empleados por ellos para tener callados a nuestros periodistas durante tanto años. Desde entonces había sido un privilegio mirar canal 9: los políticos habían perdido su control y los periodistas y el pueblo se habían hecho con el.
Pero hoy nos hemos levantado con otro acto rastrero de nuestro president, al haber tratado de desconectar nuestra televisión de madrugada y casi a hurtadillas, enviando a Paco “el Telefunken” mientras todos ellos parecía refugiarse en Ibi. Por suerte, todos los trabajadores de canal 9 estaban allí, sin dormir, ocupando sus puestos de trabajo e impidiendo que esto ocurriese sin que los ciudadanos nos diésemos cuenta. Han resistido hasta pasado medio día, cuando una agente judicial, escoltado por la policía, ha entrado a las instalaciones a desalojarlos. Mientras esto ocurría eran muchos los que se habían concentrado frente a las puertas de la sede de RTVV y los trabajadores que no se hallaban en los pasillos protegiendo la zona de control desde donde se emite la señal de emisión, se habían unido a los compañeros que desde el plató hacia horas que trabajaban defendiendo los derechos de los ciudadanos e informándonos como siempre deberían haberlo hecho.
Finalmente, el agente judicial ha accedido a la sala de controles asegurando a los trabajadores que podía ir a reunirse con sus compañeros al plató para despedirse pero se ha negado a contestar a las preguntas que se le hacían frente a las cámaras. Pocos segundos después la señal a desaparecido y canal 9 ha dejado de emitir. ¿Su última imagen y sonido? Un trabajador detrás del cordón policial, frente a la sala de control, preguntando por el móvil a un compañero: “Jorge, ¿qué está pasando ahí dentro?”.

Hoy he llorado, he llorado de rabia e impotencia al sentir que me estaban robando. Hoy, como en los últimos días, ha sido un orgullo ver mi televisión pública. Hoy se ha encendido la llama de un pueblo que sabe que cuando recupere su televisión y radio no volverán a estar manipuladas, porque sus trabajadores no volverán a “poner su rodilla no el suelo”, tal y como no han parado de declarar esta mañana. Hoy hay un pueblo que por fin ha sido consciente de la clase política a la que le ha estado amparando durante demasiados años. Hoy hay una clase política que es consciente que su reinado llega su fin. Porque hoy unos periodistas han asumido la voz de un pueblo, siendo la máxima representación de las palabras de Vicent Andrés Estellés:

Assumirás la veu d'un poble
i serà la veu del teu poble,
i seràs, per a sempre, poble,
i patiràs, i esperaràs,
i aniràs sempre entre la pols,
et seguirà una polseguera.
I tindràs fam i tindràs set,
no podràs escriure els poemes
i callaràs tota la nit
mentre dormen les teues gents,
i tu sols estaràs despert,
i tu estaràs despert per tots.
No t’han parit per a dormir:
et pariren per a vetlar
en la llarga nit del teu poble.
Tu seràs la paraula viva,
la paraula viva i amarga.
Ja no existiran les paraules,
sinó l’home assumint la pena
del seu poble, i és un silenci.
Deixaràs de comptar les síl·labes,
de fer-te el nus de la corbata:
seràs un poble, caminant
entre una amarga polseguera,
vida amunt i nacions amunt,
una enaltida condició.
No tot serà, però, silenci.
Car diràs la paraula justa,
la diràs en el moment just.
No diràs la teua paraula
amb voluntat d’antologia,
car la diràs honestament,
iradament, sense pensar
en ninguna posteritat,
com no siga la del teu poble.
Potser et maten o potser
se’n riguen, potser et delaten;
tot això són banalitats.
Allò que val és la consciència
de no ser res si no s’és poble.
I tu, greument, has escollit.
Després del teu silenci estricte,
camines decididament.

1 comentario:

  1. No podran res davant d'un poble unit, alegre i combatiu!!
    M'agrada molt el teu blog, en especial esta entrada :)
    Un beset, Laura.

    ResponderEliminar

Yo ya te conté mis locuras, ahora cuentame tú las tuyas.